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Security





Sólo seudónimos aparecen en la llamada red oscura. Detrás de ellos se esconden hackers, crackers, activistas de Anonymous y WikiLeaks, disidentes políticos… pero también narcotraficantes y sicarios.

Generada por un flujo de transmisiones invisibles e irrastreables, la red oscura cuenta con sus propias cultura, ideología y moneda. Hay una regla única: el anonimato de sus navegantes y la cifrado de sus informaciones. En su seno gravitan decenas de miles de páginas imposibles de encontrar con los motores de búsqueda tradicionales.

The Silk Road (La ruta de la seda) es sin duda la más famosa de esas páginas. Se presenta como un mercado en línea clásico: los vendedores suben fotografías y descripciones de sus productos mientras los potenciales compradores navegan, comparan y eligen. Su especialización la diferencia de los portales de compraventa tradicionales en Internet: de los poco más de 10 mil productos que ofrecía el miércoles 17, 6 mil 389 eran drogas ilegales.

Hay muchos vendedores de sustancias prohibidas en la red oscura. Sin embargo ninguno tiene tantos compradores como The Silk Road. Se estima que 1.2 millones de dólares transitaron por esa página cada mes de 2012.

La oferta es abundante: marihuana, heroína, cocaína, LSD, opio, metanfetaminas, ketamina y otras decenas de variedades de pastillas, plantas, gotas, hormonas y medicamentos. También se consiguen jeringas, inhaladores y material para montar en un laboratorio de drogas casero.

Si las cantidades se revelan relativamente escasas y los precios son más elevados que en la calle, es porque se supone que los productos son de mejor calidad. La mayoría de los vendedores radica en Inglaterra, Estados Unidos, Australia y Alemania.
Las drogas representan sólo una parte del negocio. También se venden réplicas de relojes de marca y joyas de origen chino, libros, material informático, aparatos electrónicos, servicios de hackers, billetes de 20 o 100 dólares, acceso a portales pornográficos, ensayos, poesía… ¡y hasta comida!

En el foro de discusión de The Silk Road hay más de 1 millón 110 mil comentarios de usuarios que abordan 69 mil temas diversos (cifras del miércoles 17). Los navegantes narran sus experiencias alucinógenas, se asesoran sobre las mejores formas de esconder su identidad en Internet o sobre cómo protegerse ante los riesgos que corren al recibir drogas por correo.

Al concluir una transacción, el comprador le proporciona al vendedor una dirección y un nombre mediante un sistema de mensajería cifrada tipo TorMail. Por lo general dan la dirección de una casa deshabitada y un nombre falso. El vendedor toma precauciones para que los agentes y los temidos perros de las aduanas no detecten el contenido del paquete: pone el producto en varias bolsas de plástico selladas al vacío y lo manda por correo.

La fiabilidad de la página se basa en la reputación de los vendedores, calificada por los compradores. Éstos aprecian la rapidez del servicio, la forma de mandar los productos y la cordialidad en la atención que reciben; o por el contrario, se quejan de que un producto no fue entregado, lo cual disminuye las probabilidades de que un vendedor siga ofreciendo su mercancía. Recientemente un vendedor mexicano, La Fuente, generó descontento en los foros. Varios compradores nunca recibieron sus paquetes de 225 gramos de marihuana.

Con el seudónimo de Dread Pirate Roberts –una celebridad en la red oscura–, un hacker fundó The Silk Road en febrero de 2011. Dos años después la Organización de Estados Americanos se alarmó por su éxito, como consta en el reporte Escenarios para el problema de las drogas en América 2013-2025 [PDF].

"Es uno de los desarrollos tecnológicos que plantean grandes desafíos a la eficacia de los esfuerzos tradicionales de aplicación de la ley para frenar el suministro de drogas", señala el documento en referencia al portal.
 
Fuente: Proceso

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