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Security

Ya sea en entornos personales o profesionales, utilizamos numerosos dispositivos para consumir datos: leemos noticias, consultamos tweets, sincronizamos agendas, contestamos correos, escuchamos música, compartimos fotos, trabajamos con documentos compartidos, etc. Todo ello a una velocidad que se penaliza por milisegundos y con tasas de actualización inimaginables hace tan sólo cinco años. 



Esta funcionalidad requiere que los sistemas de almacenamiento subyacentes sean no sólo robustos sino también rápidos en lectura/escritura, ya que de lo contrario los tiempos de servicio serían inaceptables por usuarios acostumbrados a la inmediatez. Y por si esto fuera poco, deben ser capaces de asumir el crecimiento exponencial de los datos esperado para los próximos años. Y he aquí el problema de muchas empresas hoy en día: ¿Para qué tamaño total de datos dimensiono? ¿Y si me quedo corto en seis meses? ¿Capacidad o redundancia?

El almacenamiento es como el trastero que tenemos en nuestras casas. Todo lo que sobra o no tiene sitio en casa…allí va. Pero claro, llega un día en el que el trastero está lleno y hay que hacer limpieza. ¿Qué tiramos? ("La figurita de Nicaragua que trajo tu tía") ¿Y si lo necesitamos? ("No se me ocurre cuándo voy a necesitar la figurita…”) ¿Comprimimos la ropa en una bolsa al vacío? (“Sí. Se romperá la figurita...") Dudas que se complican cuando no eres el dueño de los documentos almacenados, o cuando estás obligado a mantenerlos legalmente.

Afortunadamente tenemos en el Storage as a Service (STaaS) o almacenamiento como servicio, una alternativa excelente para cubrir las necesidades que se nos plantean desde el negocio:
  • Pago por consumo: es posible ir contratando en función de las necesidades de almacenamiento que tengamos en cada momento, lo que nos permite evitar importantes inversiones periódicas, riesgos de infradimensionamiento, pago por el espacio que no estamos utilizando, etc.
  • Seguridad: los datos no sólo viajan sino que también se almacenan cifrados. El único punto que es necesario tener en cuenta en este caso es la localización geográfica de los datos. Si estamos sujetos a la LOPD, deberemos informar en el registro de los ficheros de datos si los mismos se encuentran en Europa, en EEUU (Safe Harbour) u otro lugar, lo que requiere en este último caso autorización del Director de la Agencia de Protección de Datos.
  • Redundancia: ¿qué sería de nuestras empresas si perdiéramos los datos? Sólo se me viene una palabra a la cabeza: ¡caos! Los sistemas STaaS permiten tener distintos niveles de redundancia interna (RAID X) y además entre varios centros, dotándolos de redundancia geográfica y tolerancia a caídas.
  • Velocidad de acceso: cada aplicación requiere una velocidad de lectura/escritura, así que ¿por qué invertir en soluciones de alto rendimiento para todas ellas? Los servicios STaaS  incluyen distintas modalidades de disco (SSD, SAS, SATA) y, por ende, distintas velocidades de acceso que se amoldan a las necesidades.
Sin duda alguna, el STaaS es ya una herramienta cloud que nos permite desarrollar nuestros negocios con la tranquilidad de que los datos de nuestra empresa están seguros y con espacio disponible para crecer.


Fuente: A un clic de las TIC

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