Los hay que trabajan codo a codo con el gobierno
o que van contra él, que quieren reventar el sistema financiero por conciencia
social o bien aprovecharse del mismo para lucrarse. Aunque los hackers
comparten métodos de trabajo, sus motivaciones son bien diferentes.
El proveedor de soluciones de seguridad
empresarial WatchGuard ha establecido tres perfiles distintos
de hackers en base a los últimos ciberataques ocurridos a gran escala.
La primavera árabe, el 11M y los distintos movimientos de indignados han hecho
que también proliferen figuras reivindicativas en la Red. Los hacktivistas
quieren cambiar el statu quo a base de ataques a páginas gubernamentales y de
grandes empresas con actitudes poco éticas o polémicas. Su objetivo principal
es el de la ciberprotesta en la mayoría de los casos. Anonymous
o Lulzsec se han convertido en los grupos más conocidos y los ataques DDoS en
su mayor arma de lucha.
Al otro lado de estos
hackers éticos se sitúan los cibercriminales, en el sentido
más estricto de la palabra. Estos mercenarios del hacking suelen trabajar para
una organización criminal que ha decidido lucrarse sin moverse del sillón. El
spam, el click-jacking y el malware son sus principales métodos. Podrás
encontrarlos vendiendo listas de datos personales.
La última tipología sería
la del hacker funcionario. Esta figura trabaja para el
gobierno de algún país desempeñando misiones de inteligencia o ciberespionaje,
o bien para dañar la infraestructura militar de otro país enemigo. Están en
primera línea de batalla de la ciberguerra
entre EE.UU y China y podrás encontrarlos picando datos para PRISM.
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