Tener garantía de que las fuentes de información que quieran
mantenerse en el anonimato puedan, efectivamente, ser anónimas, es
importante para poder tener diferentes puntos de vista en cualquier
reportaje, sin miedos de presiones, chantajes o cualquier otra amenaza.
El fallecido Aaron Swartz,
programador, escritor y activista que murió en enero de este año (un
supuesto suicidio) estuvo trabajando en este sentido, creando un
proyecto que ayudase a garantizar el anonimato de las fuentes, y ese
proyecto, SecureDrop, ha podido ser concluido gracias a la fundación Freedom of the Press, dejándolo disponible en pressfreedomfoundation.org.
La
idea es que cualquier organización pueda instalar el sistema (que es de
código libre) de forma gratuita y se puedan realizar modificaciones. La
Fundación también ofrece asistencia técnica a las organizaciones de
noticias que deseen instalar SecureDrop, así como ofrece formar a sus
periodistas en las mejores prácticas de seguridad.
Una vez
instalado, se podrán aceptar documentos de fuentes anónimas. Cada
fuente tendrá un “nombre en clave” que permitirá establecer una relación
con la organización de noticias sin revelar su verdadera identidad o
recurrir al e-mail. Cada vez que hay una nueva información de una fuente
específica, los datos se agrupan en la parte superior de la cola de
envío. SecureDrop fue diseñado para usar tres servidores físicos: un
servidor de cara al público, un segundo servidor de almacenamiento de
mensajes y documentos, y un tercero que hace seguimiento de la seguridad
de los dos primeros.
Aunque no garantizan 100% de seguridad (de momento), sí es un primer y necesario paso.
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