Se denomina “Internet de las cosas” (IoT por sus siglas en inglés Internet of Things) a la posibilidad de conectar cualquier tipo de aparato electrónico a una red y por lo tanto también a Internet.
Aunque en principio parece ficción, el concepto es del siglo pasado
(1999), y nació con diferentes experimentos desarrollados por un grupo
de investigación del MIT (cuando no) que buscaban interconectar
dispositivos a través de RFID. Pasados 15 años, recién hoy la madurez
del mercado y de la tecnología han permitido la maximización y
aprovechamiento de sus posibilidades.
Conocida como la Cuarta Revolución (agricultura, industrial,
información) IDC predice que para 2020, habrá más de 200 mil millones de
“cosas autónomas” conectadas a Internet. En la misma línea, un reporte de Carbon War Room señala que en 2022 habrá 12,5 mil millones de conexiones “Machine to Machine” M2M a una tasa de crecimiento del 23% anual.
Las comunicaciones (M2M) avanzan a buen paso aunque el destino quizás parezca poco claro y una turbulenta “SkyNet” se perfile en él.
Sin llegar a exagerar y caer en un FUD,
como es natural, la adopción de cualquier tecnología trae consigo
nuevos riesgos; sucedió con las computadoras, el Wi-Fi, los móviles,
BYOD y ahora está pasado con tarjetas de crédito, ascensores,
televisores, consolas de juego, anteojos, automóviles, refrigeradores,
cámaras de CCTV... El próximo paso natural serán las casas, edificios y
ciudades inteligentes.
Contenido completo en fuente original ISSA Argentina
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